CORNEJO, PELEANDO POR EL DESCENSO
CB Consultora, dirigida por el analista Cristian Buttié, publicó en las últimas horas una nueva edición del “ranking de imagen de los gobernadores argentinos”, tal como hace desde 2020.
En el muestreo, donde se entrevistó entre 640 y 920 personas por provincia, entre el 1 y el 4 de julio, se compara la evolución de la imagen de los 24 mandatarios provinciales y suele mostrar diferencias marcadas entre los oficialismos locales y la escena nacional.
El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, se ubicó en el primer lugar del ranking nacional de imagen positiva, mientras que el riojano Ricardo Quintela, con una imagen positiva del 42,6%, cierra la lista.
Alfredo Cornejo, el mandamás mendocino, aparece en un pobre y preocupante lugar número 17, con 49,6% de valoración positiva y 45,9% de negativa. Esto es, el gobernador de la provincia está entre los peores siete mandatarios en imagen positiva entre sus comprovincianos.
Pero estos números no son los que más le preocupan al constructor de poder y a sus numerosos comunicadores y medios afines. El vinagre en la herida es que su imagen no ha parado de caer desde su asunción al segundo mandato tras el intervalo -formal, no político- de su delfín Rodolfo Suárez.
En febrero del 2024, Cornejo estaba 5° en la tabla de posiciones, con 59.8 de imagen positiva y 37.1 de negativa. A partir de allí, todo fue en decadencia: en abril del año pasado pasó a 9°, con 56 puntos de positiva y 39 de negativa; en junio, cayó al puesto 11, con 57 y 40 puntos, respectivamente; y en julio fue al puesto 12, con 55 y 42. Esa fue la tónica del 2024.
El 2025, la hecatombe, la debacle total: en febrero ya estaba en el puesto 16, con 51 puntos positivos y 45 negativos; en marzo, 47 y 49, respectivamente y en abril, por primera vez, tuvo más puntos negativos que positivos (48 y 47, respectivamente), cayendo a un paupérrimo 18° escalón. Para colmo de males, mayo marcó otro quiebre, ya que mostró su peor ranking: quedó en el puesto 19 de 24, todo un récord. Negativo.
Cuesta abajo, como la inolvidable página de Gardel y Le Pera de 1934, donde el protagonista arrastra “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”.
