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Por primera vez en Argentina, el reconocido coreógrafo surcoreano Choi Young Jun participó como jurado de la 16ª edición del Concurso K-pop organizado por el Centro Cultural Coreano y KOCCA (Korea Creative Agency), donde once grupos compitieron en canto y baile ante un público eufórico y un jurado de lujo.
Coreógrafo de grupos como SEVENTEEN, BTS, TWICE, Stray Kids, entre muchos otros, el artista surcoreano también ofreció un workshop masivo que colmó el Salón Mayor de la Usina del Arte y donde compartió su método, su experiencia y su visión del K-pop como forma de arte global.
A sus 41 años, Young Jun es una de las figuras más influyentes del K-pop actual. Su primera visita a la Argentina dejó una marca profunda en el público y en la escena artística local: su historia, su talento y su compromiso con la profesionalización del rol del coreógrafo reflejan una industria que está en plena transformación.
En una entrevista exclusiva con Clarín, habló sobre su recorrido, su trabajo como vicepresidente del reconocido estudio One Million Dance y la lucha que hoy lidera para que los coreógrafos sean reconocidos como verdaderos autores dentro del ecosistema musical coreano.
De los clubes nocturnos al escenario global
Hoy es uno de los nombres más respetados del K-pop, pero su historia comenzó en contextos muy distintos. “Cuando el K-pop no era tan popular como lo es ahora, no había muchas formas de ganar dinero bailando”, recordó. Y detalló: “Y una de las pocas maneras de ganarse la vida era bailando en boliches”.
Choi Young Jun recordó sus etapas como bailarín. Foto: IG @tamzin_choi
Lejos de la imagen idealizada del éxito instantáneo, Choi construyó su carrera paso a paso y hoy recuerda esos momentos sin rencor: “Lo hice durante casi 10 años. No siempre fue fácil. Tenía que bailar frente a gente borracha, y eso no era muy agradable. Pero ahora que lo pienso, esa etapa me entrenó”.
“Cuando volví al mundo del K-pop, toda esa experiencia fue una ventaja. Aprendí en la calle, en escenarios difíciles. Por eso hoy estoy profundamente agradecido por ese pasado”; y gracias a esta experiencia, se hizo se planteó una pregunta fundamental para cualquier coreógrafo de K-pop: “¿Cómo tengo que bailar para que me presten atención o me imiten?”
Con millones de fans alrededor del mundo aprendiendo y replicando sus coreografías, es posible afirmar que Young Jun encontró la respuesta y dejó una marca imborrable en la industria.
El creador de “Plot Twist” de TWS enseñó la coreografía. Foto: C.C. Coreano en Argentina
La pregunta que lo convirtió en coreógrafo
A diferencia de muchos jóvenes que sueñan con ser idols, Choi recuerda que su atención siempre estuvo en otro lugar. Veía en la tele las presentaciones de grupos históricos como H.O.T. o Shinhwa, pero mientras todos miraban a los artistas, él se preguntaba: “¿Quién hace estas coreografías?”
Choi Young Jun es uno de los referentes más respetados de la industria. Foto: C.C. Coreano en Argentina
Fue en ese momento cuando nació su sueño, “y entendí que para lograrlo debía primero convertirme en bailarín profesional. El camino fue largo, pero ese fue solo el primer paso; luego vino el crecimiento constante con cada nueva coreografía que fui creando”.
Hoy, con más de 400 coreografías en su haber, su firma aparece en hits globales y su estilo influenció a toda una generación de artistas.
Pero para él, el verdadero premio está en el impacto que su trabajo tiene en la gente: “A veces las personas bailan mis coreografías sin saber que son mías, y no importa. Me emociona ver cómo se conectan, cómo se expresan. Es gracias a ese amor que el K-pop sigue creciendo”.
Young Jun con los finalistas del Concurso. Foto: C. C. Coreano en Argentina
“No me conocen, pero igual lo agradezco”
La humildad de Choi es palpable en cada respuesta. Durante su paso por Buenos Aires, quedó sorprendido por la calidez del público local. “Ver a tanta gente en un país tan lejano disfrutar de lo que hago es lo que me da fuerzas para seguir creando”, aseguró.
Si bien trabajó con algunos de los grupos más renombrados del K-pop, no siente envidia ni necesidad de que su nombre sea siempre reconocido. Para él, lo más importante es el impacto y el alcance que sus coreografías logran tener en el público.
Mantiene una fuerte amistad con SEVENTEEN, con quienes comparte múltiples premios. Foto: IG @tamzin_choi
“Aunque no me conozcan, el agradecimiento es el mismo”, una frase que refleja su profundo compromiso con el arte que crea, valorando sobre todo la conexión que genera su trabajo con los fans en todo el mundo.
Contó también que trabaja en un estudio pequeño, junto a otros bailarines, y que muchas de sus coreografías nacen de noches enteras sin dormir. Pero cuando “veo que se hacen virales, que la gente las repite. Ahí siento que valió la pena. Me digo: no puedo aflojar. Estas experiencias me renuevan, me motivan, me hacen resetearme”.
Choi como jurado estrella. Foto: C.C. Coreano en Argentina
Otro de los momentos que más felicidad le dan como coreógrafo es ver que el trabajo que creó tiene buenos resultados para los artistas. “Cuando una coreografía ayuda a que una canción tenga más alcance, o cuando el grupo logra un premio gracias a lo que creamos juntos, me emociona profundamente”, confesó.
“Ver ese tipo de logros me da una satisfacción muy profunda. Es el trabajo colectivo hecho arte”, explicó, como lo fue su trabajo en Super, de SEVENTEEN, cuya impactante puesta coreográfica lo llevó a ganar el premio a Mejor Actuación de Baile – Grupo Masculino en los MAMA 2023, uno de los reconocimientos más importantes de la música asiática.
Durante el workshop (al cual asistieron entre 150 y 200 personas) se sorprendió al notar que todos lo grababan desde distintos ángulos como si fuera una celebridad, y aunque se mostró algo avergonzado, también se lo notó agradecido por el reconocimiento.
Pero esa incomodidad no hizo más que reforzar su personalidad: un artista ambicioso pero modesto, que prefiere que el foco esté en su trabajo y no en él mismo.
Él, por su parte, expresó su gratitud en redes sociales: “Argentina, en muchos sentidos, me ha dado mucho. Gracias por invitarme, volveré sin duda”.
Un paso más hacia la visibilidad que los coreógrafos merecen
Uno de los temas centrales fue la lucha por el reconocimiento legal del trabajo de los coreógrafos. Choi se mostró sorprendido —y agradecido— de que desde Argentina se haya planteado el tema:
“Me emociona que no estemos en Corea, y aun así se preocupen por los derechos de los coreógrafos. De verdad, gracias por esa pregunta” dijo mientras agarraba su buzo de Argentina con apreciación.
Explicó que si bien la coreografía es un pilar del K-pop moderno, los coreógrafos no tienen asegurado el derecho a ser reconocidos como autores de sus obras: “No existe un sistema que garantice ese reconocimiento. Pero lo más interesante es que el público, los fans, lo entienden mejor que las propias empresas. Y eso es algo que me llena de esperanza”.
Hoy impulsa una red de apoyo a coreógrafos. Foto: C.C. Coreano en Argentina
Actualmente, Choi trabaja junto a la reconocida Lia Kim —directora del One Million Dance Studio— como vicepresidente de la asociación que busca defender los derechos de autor de los coreógrafos.
Y reveló: “Nos estamos uniendo para proteger nuestros nombres y reclamar nuestros derechos. No se trata solo de Corea. El K-pop lo construimos entre todos, también los coreógrafos extranjeros. Queremos que todos estén protegidos”.
Pero sabe que es una lucha larga. Es por eso que, junto a otros coreógrafos, se está formando en propiedad intelectual y contratos, mientras cuida su salud física y emocional para sostener ese camino con fuerza y conciencia.
El puente cultural que sigue creciendo
El K-pop no solo llegó para quedarse: está cambiando. Y detrás de sus pasos más icónicos, hay artistas como Choi que no solo crean movimiento, sino que también impulsan una transformación estética, cultural, y ahora también legal.
Young Jun compartió su deseo de que esta visita a Argentina sea apenas el inicio de una conexión más profunda. “Empezar por Argentina fue muy especial. Me encantaría visitar más ciudades donde se ame el K-pop. Me voy conmovido por el cariño que recibí”.
Con la energía del público argentino. Foto: C.C. Coreano en Argentina
El 19 y 20 de julio, Buenos Aires vibró al ritmo del K-pop con más de 3000 personas recorriendo la Usina del Arte para participar de dos jornadas repletas de música, danza, talleres, juegos y cultura coreana.
En un contexto global donde el K-pop no deja de sumar fanáticos, eventos como este confirman que el interés y el amor por la cultura coreana trasciende la barrera del idioma.
Ya no se trata solo de ídolos, canciones o coreografías virales, sino también de la curiosidad genuina por reconocer el trabajo creativo que ocurre detrás de escena.
Y con humildad, talento y visión, figuras como la de Choi Young Jun siguen marcando el camino.
La entrevista completa a continuación:
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Crédito de la fuente original: www.clarin.com