El poder conjunto de Amazon, Microsoft y Google supera al de la ONU
Durante la fiebre del oro en California, no fueron los colonos quienes se hicieron ricos, sino quienes vendieron picos y palas para buscar el metal precioso. En la economía actual, el negocio se centra en vender las herramientas para que otros trabajen, como Airbnb, Uber y Google Drive. Esta estrategia ha llevado a la creación de aplicaciones que no generan valor real, sino que se enfocan en vender herramientas digitales.
Cory Doctorow, escritor y crítico canadiense, critica esta tendencia y la llama "ir a lo meta". Según él, cuanto más alejado estés del trabajo productivo, más aislado estás del riesgo, lo cual es lo que premia el mercado. Esta situación ha creado una burbuja en Silicon Valley, donde la creación de aplicaciones se ha vuelto más importante que generar valor real.
En su novela "Picos y Palas", Doctorow explora la resistencia tecnopolítica y la importancia de la ingeniería inversa para desarmar sistemas y crear alternativas. Destaca la necesidad de la interoperabilidad y la importancia de poder modificar y adaptar las tecnologías que utilizamos en nuestra vida diaria.
En resumen, la crítica de Doctorow se centra en la falta de valor real en la economía de las aplicaciones y la necesidad de resistir contra la enshittification de las plataformas tecnológicas.
Preguntas frecuentes:
¿Qué es la enshittification?
La enshittification se refiere al empeoramiento de las plataformas tecnológicas que utilizamos a diario, volviéndose menos útiles y más molestas para los usuarios.
¿Por qué es importante la interoperabilidad?
La interoperabilidad permite que diferentes dispositivos y programas puedan funcionar juntos, fomentando la competencia y la innovación en el mercado tecnológico.
¿Cómo se puede resistir contra la enshittification?
Una forma de resistir es a través de la ingeniería inversa, que permite desarmar sistemas y crear alternativas que respeten los derechos de los usuarios y promuevan la accesibilidad y la transparencia en la tecnología.
Crédito de la fuente original: www.clarin.com
